La facilidad con la cual se accede hoy en día a financiación hace posible que solicitar tanto un préstamo personal o una tarjeta de crédito sea rápido y sencillo. Saber qué nos interesa más en cada momento; ya sea pedir un préstamo o usar la tarjeta de crédito, determinará la opción más inteligente en cada caso.
Utilizar la tarjeta de crédito
Las tarjetas de crédito tienen un largo recorrido desde sus inicios en los años 40 del siglo XX. Están destinadas a obtener liquidez de manera inmediata, así como pagar de manera cómoda en varios plazos. Las tarjetas de crédito son un aliciente para el consumo; ya que son instrumentos sencillos de usar y que nos proporcionan liquidez rápida.
Utilizar la tarjeta de crédito debe hacerse siempre y cuando el valor de lo que deseemos financiar no sea muy elevado. Esto es debido a que los intereses que se cobran suelen ser muy altos. Pensar con la cabeza fría es una buena opción, además de reflexionar previamente de si lo que vamos a adquirir es totalmente necesario. Si tu capacidad de pago es buena, no te quedes con las ganas.
Las tarjetas de crédito suelen llevar asociado un buen seguro que es muy beneficioso en algunos casos. Igualmente, algunas proporcionan puntos para canjear en noches de hotel o regalos.
Pedir un préstamo
Actualmente, pedir un préstamo puede hacerse incluso desde el teléfono móvil. La inmediatez es igual a la de la tarjeta de crédito, ya que en pocos minutos puedes dejar formalizado uno. Préstamos Ideales pone a tu disposición una buena oferta para que elijas la que más te convenga. Solicitas una cantidad, y en pocos minutos tienes una estimación de cuotas y plazo. Además, con la ventaja de poder cancelar el préstamo siempre que lo desees, evitándote el abono de intereses.
La disyuntiva entre pedir un préstamo o usar la tarjeta de crédito es favorable a esta última opción. Es así siempre y cuando el capital a solicitar sea alto. Los intereses suelen ser además mucho más beneficiosos que los de una tarjeta de crédito. Un préstamo online es concedido de manera inmediata. Gracias a ello cuentas con el dinero en tu cuenta corriente en muy poco tiempo.
Sea cual sea tu necesidad de financiación, ambas tienen ventajas e inconvenientes. Está claro que siempre conviene tener a mano una tarjeta de crédito que sirva como garantía de pago. Sobre todo si viajas mucho al extranjero, deseas alquilar un coche o pasar varias noches en un hotel. Recuerda que en algunos países has de pagar primero para acceder a asistencia sanitaria. Por otro lado, tener a mano la posibilidad de un préstamo inmediato siempre nos conviene. Permite disponer de un colchón financiero en caso de apuro. Nunca se sabe qué nos puede pasar.
Te decantes por una u otra opción, ten presente que pedir un préstamo o usar la tarjeta de crédito ha de hacerse con inteligencia. Para así aprovecharnos de las ventajas que posee cada una y no elevar mucho nuestra capacidad de endeudamiento. Son unos instrumentos más a nuestra disposición, no un motivo de esclavitud.