Pedir un préstamo o una hipoteca es un asunto muy común, pero en algunos casos se nos solicita algo más. Cuando la entidad financiera necesita tener la certeza de que habrá un pago, hablamos de aval. A la pregunta de qué es un aval es a la que daremos respuesta en este artículo. Te invitamos a que nos acompañes a resolver tus dudas.
El aval, ¿qué es?
Para entenderlo de manera más sencilla, ejemplificamos para que sea simple de entender. Cuando se quiere adquirir un coche con financiación, el prestador, en este caso el concesionario; requiere de un estudio para corroborar la capacidad de pago. Si en la evaluación se detecta una capacidad limitada de pago, la financiación puede ser rechazada. Ya que se determina que con los ingresos no se puede pagar el préstamo con comodidad, lo cual representa un riesgo para el prestamista.
Para solucionarlo, la financiera solicita que aporte un aval. Un aval no es más que una garantía de pago que proporciona una persona de la confianza del comprador, es decir, avalista. Este puede ser una persona que decida el comprador que pueda apoyarle. Como aval, o garantía de pago, se aporta la vivienda en propiedad del avalista, o bien su nómina o pensión. Con ello, la financiera se asegura que siempre habrá un cobro en el caso que el comprador de la vivienda dejase de pagar. Te dejamos aquí un modelo de Aval bancario.
La figura del avalista
Es clave en los préstamos que lo requieran. Se trata de un acto de plena generosidad hacia el deudor, ya que es la persona que afronta la deuda en caso de impago; respondiendo con su dinero o patrimonio. Ser avalista siempre es un acto voluntario, que no está exento de riesgo. Por eso, muchas veces se solicita a un familiar o amigo de confianza que sea quien nos avale.
No todo el mundo vale para ser avalista. La persona que avala un crédito ha de poseer una garantía de pago firme. Empleados públicos o pensionistas, al poseer una manera segura de pago, son dos de los perfiles idóneos como avalistas. Igualmente, no poseer deudas es un buen requisito para actuar como avalista. En todos los casos anteriores, ser mayor de edad es una condición indispensable.
Los riesgos de ser avalista
Al responder con sus bienes o patrimonios tanto presentes como futuros, ser avalista siempre supone un riesgo. De ahí el acto de solidaridad que es. Obviamente, para que el avalista deba asumir el pago de las cuotas de un préstamo de un deudor se ha de dar un hecho. No es otro que el que este deje de abonar las cuotas y que demuestre su incapacidad de pago.
El avalista, al asumir la deuda de la persona avalada, aparece entonces en la CIRBE. ¿Recuerdas qué era? Pues nada menos que la Central de Información de Riesgos del Banco de España. Es el fichero en el que se recogen las deudas que una persona adquiere con una entidad financiera cuando su importe es mayor de 6.000 euros.
Si se diera el hipotético caso que el avalista, por alguna circunstancia, no pudiera afrontar el pago de la deuda de la persona avalada, pasaría también a ser parte de algún fichero de morosos. Son unos registros de impagados en los cuales quedan registradas nuestras deudas no pagadas, y que son un impedimento a la hora de solicitar financiación. ¿Estás en alguna de ellas y no sabes cómo salir? Consulta este artículo.
Por otro lado, ser avalista de una persona es más que un acto de confianza. Esto es así ya que las ligará durante el tiempo que dure la obligación contraída con quien ha prestado el dinero. En caso de problemas en los que el avalista deba responder con su patrimonio, la relación personal entre ambos puede verse afectada. Por esa razón, cuando alguien nos solicita que le avalemos un préstamo, es mejor poner sobre la balanza muchos factores antes que lanzarse. Piensa ya no solo en la obligación que vas a adquirir, sino en cómo puede afectar a vuestra relación.
La compra de una vivienda y el aval
Los préstamos hipotecarios destinados a la compra de una vivienda, actúan en sí mismo como garantía de pago. Por eso es tan común escuchar de personas que tienen la obligación de una hipoteca la frase «la casa es del banco». Esto es así porque hasta que no se liquide la deuda, en caso de impago es la entidad prestamista la que ejercería su derecho sobre ella.
¿Qué es el aval bancario?
Cuando la propia entidad financiera es la que hace a la vez de prestamista y avalista, es lo que se denomina aval bancario. En este caso, la persona que adquiere la obligación de pago, el deudor, abona una cantidad al banco mensualmente como garantía. En caso de recurrir en impago, la entidad financiera se hará cargo de la deuda.
Algunos préstamos, sobre todo los que se contratan online sin documentación, ofrecen la posibilidad de contratar un seguro que se hará cargo de las cuotas en determinados casos. Los seguros de desempleo, enfermedad grave o fallecimiento son los más comunes. No son un aval en sí, pero suponen una opción en la cual la unidad financiera se cubre las espaldas.
La firma del préstamo con avalista
Si se nos solicita un aval, la persona que nosotras elijamos como tal y que se preste a ello ha de estar presente en la firma de la concesión del préstamo o crédito. Habiendo aportado previamente el aval, es decir, los justificante de ingresos o patrimonio que sirven como garantía. La documentación se firmará por tres partes, prestamista, deudor y avalista.
Ya hemos resultó todas las dudas referidas al aval. Recuerda que en Prestamos Ideales tienes a tu disposición una buena gama de financiación. Muchos de ellos no precisan de la figura del avalista, por lo que su concesión es muy rápida. Descubre todas sus posibilidades y cómo pueden ayudarte a obtener liquidez.