La vivienda es un bien básico que, sin embargo, cuyo precio ha tenido un crecimiento no lineal. Esto no deja de suponer un inconveniente para aquellas personas, parejas o familias que desean tener un hogar en propiedad. Ya que han de destinar gran parte de sus ingresos a ello. Sin embargo, el precio de los pisos hace 40 años no tenía nada que ver con los precios actuales.
Lo que costaba la vivienda a principios de los 80
El coste de un piso en una ciudad en los 80, no tenía nada que ver con la actualidad. Ya que el encarecimiento se ha multiplicado nada menos que por 6. En aquellos años, se podía comprar un piso de unos 100 metros cuadrados de media por un precio no superior a 1 millón de pesetas, unos 6.000 euros. El pecio del salario mínimo en España en 1980 era de 154 euros, es decir, 25.000 pesetas.
La compra de una vivienda era algo habitual, alquilarla era quizás algo más residual. La vivienda podía ser asumida con un solo sueldo, y la deuda quedaba abonada en un máximo de 10 años; aunque lo habitual era que fuesen menos. De esta forma, era muy común que un matrimonio afrontara la compra de dos residencias. Siendo una como vivienda principal y otra de vacaciones; esto sin que su economía llegase a tambalearse. Además, la alta tasa de inflación de aquella época, en torno al 25%, hacía que las viviendas no tuviesen un precio tan hinchado como ahora. Aunque los intereses a pagar por los préstamos hipotecarios fuesen mayor.
Eso llevaba a una situación, la deuda contraída por la compra de la vivienda quedaba liquidada en poco tiempo. Además los sueldos no paraban de crecer progresivamente. De ahí la razón por la que una vez que se saldaba la hipoteca con el banco, se podía afrontar la compra de una vivienda residencial y volver a dejarla pagada en poco tiempo.
Algunas claves interesantes
No había milagro por aquella época, o algún premio de lotería. Ya que el coste de la vivienda era asumible por personas que tuviesen un trabajo estable, algo habitual. Ahora, la tasa de temporalidad es mucho mayor, lo que pone muy difícil el acceso a la vivienda en propiedad. Igualmente, el precio de esta se ha encarecido notablemente desde el boom de la burbuja inmobiliaria. El coste de la vivienda es muy alto, y es necesario más de un sueldo para afrontar una hipoteca con garantías. No se debe destinar más del 30% de los ingresos al pago de la misma.
De la misma forma, nuestra sociedad de consumo hace que deseemos disponer de bienes que ahora se han convertido en imprescindibles y antes no lo eran. Un smartphone de calidad, ordenador, suscripciones a servicios digitales, vacaciones, etc… Todo tiene un coste que se va sumando a una cesta de la compra que cuesta mucho abonar. En aquella época se vivía con menos caprichos y era posible destinar todos los esfuerzos a la compra de una vivienda.
Por todo esto, el precio de los pisos hace 40 años era bastante más comedido y acorde con los sueldos de la época. Ahora, los jóvenes cuentan con muchas dificultades para el acceso a la vivienda y esta se ha convertido en un problema de Estado.