Si algo ha puesto de manifiesto la crisis generada por la pandemia del coronavirus es el aumento de los pagos por medios electrónicos. Ha sido una manera de evitar tocar algo muy contaminado como son las monedas y billetes. Pero la desaparición del dinero físico todavía resulta una quimera en países como el nuestro. Sin embargo, ¿estamos cerca de ver las transacciones con dinero tangible? ¿Hay algún caso cercano?
La realidad española, gana el efectivo
Nuestro país gusta todavía de utilizar el pago en efectivo como medio preferente, aunque la situación ha cambiado en pocos años. Ahora es muy común realizar pagos electrónicos. Y encontrar pequeños comercios en los que se pueden comprar artículos y pagarlos con tarjeta sin necesidad de un importe mínimo. Pero en España el 91 por ciento de los consumidores paga las compras menores de 50 euros en efectivo. Nos terminamos de resistir a usar el pago electrónico, cosa que se acrecienta en las personas mayores.
Pero la desaparición del dinero físico puede ser una realidad a medio plazo, En países de nuestro entorno como Dinamarca o Suecia, ambos fuera del euro, han limitado muchísimo los pagos en efectivo. Por ejemplo, en la nación de la escultura de la sirenita, de menos de 6 millones de habitantes, no se puede pagar ya en efectivo en un restaurante o una gasolinera. Planean la desaparición del dinero físico en un plazo relativamente corto de tiempo, unos meses. Suecia se encuentra en la misma tesitura, y la circulación de monedas y billetes es de un 3 por ciento solamente. Curioso caso en un país que fue el primero del viejo continente en adoptar el papel moneda, en 1661.
Pero el caso español es diferente, somos un país de 47 millones de habitantes y pertenecientes al entorno euro; al igual que Francia o Alemania. La desaparición del dinero físico no es algo imposible, de hecho técnicamente es perfectamente viable. Pero no se ve probable que un país del entorno euro diera ese paso en solitario sin contar con sus socios. De hacerse, debiera ser en una acción conjunta por todos los países de la zona euro.
Los retos de la desaparición del dinero físico
Que las monedas y billetes dejasen de circular tendría sin duda un efecto inmediato. En gran medida desaparecería el fraude fiscal y la economía sumergida. La fiscalización permitiría a los estados recaudar más y tener mayor control sobre los flujos monetarios. Sin embargo, uno de los retos más acuciantes sería el de la seguridad. Al tratarse de transacciones totalmente electrónicas, el sistema debiera fortalecerse de tal manera que fuese sólido ante los ciberataques.
Quizás las criptomonedas, otra manera de comerciar con un dinero nada convencional; podrían ayudar con su experiencia a que el dinero físico tomase camino de desaparecer tras más de dos mil años entre nosotros. Que dejemos de usar monedas y billetes terminará siendo una realidad. Pero todavía quedarán al menos un par de décadas para que esto sea una realidad tangible. Faltan por atar muchos cabos y llegar a importantes acuerdos antes que la desaparición del dinero físico sea una realidad.