La historia de la banca lleva asociada el de los préstamos, una herramienta de financiación que ha conseguido prosperidad. Obtener un capital a cambio de una devolución en plazos y con un tipo de interés es más antiguo de lo que pensamos. Pero no siempre la cantidad a devolver era tan moderada como lo puede ser ahora. El interés en préstamos en la antigüedad alcanzaba cuotas altísimas, siendo una losa difícil de superar para quienes se endeudaban.
Interés de préstamos en Grecia y Roma: la usura
En estas civilizaciones ya se comerciaba con préstamos, gracias a los cuales se obtenía un beneficio importante. Sin embargo, en Roma, este llegó a alcanzar proporciones desmesuradas. Nada menos que un 48 por ciento de interés era lo que se llegaba a cobrar. Muchos de los que adquirían estas deudas no podían hacer frente a los pagos. Y si ahora se soluciona con un proceso monitorio, en aquella época el castigo era más severo. Pagar con la esclavitud permanente o incluso con la propia vida.
Más adelante, con las religión cristiana, musulmana y judía se produjo un hecho curioso. Tanto cristianos como musulmanes no podían hacer préstamos con intereses, ya que se consideraba un pecado. Pero la religión judía sí que daba su visto bueno, por lo que ellos fueron los primeros en hacer de los préstamos un medio de vida. Curiosamente, los judíos no sacaban beneficio de un préstamo si este se destinaba a alguien de su propia comunidad o religión. El interés era por tanto variable.
Se convirtieron en un producto muy popular, ya que permitía a los comerciantes tener un capital para comprar mercancía. Los reyes también recurrían a los préstamos, ya que conquistar nuevas tierras a base de guerras era muy costoso. Sin embargo, el interés que se cobraba ya no era de carácter usurario, sino que era más moderado.
Como curiosidad, cabe resaltar que la primera expedición de Cristóbal Colón fue financiada por los Reyes Católicos gracias a un préstamo; lo que viene a dar una visión muy romántica de los mismos. Un préstamo que fue devuelto con creces gracias a las riquezas que se comenzaron a importar del Nuevo Continente, como especias y metales preciosos.
La Europa a partir del siglo XVIII
Londres y Ámsterdam se perfilaron como las primeras ciudades en las que se estableció la banca casi tal y como la conocemos. Los préstamos ya pasaron ser una parte más de estas entidades, haciéndose muy populares. Gracias a los préstamos comenzaron a levantarse fábricas y comercios. Los préstamos contribuyeron al desarrollo industrial y al florecimiento económico de la sociedad como la conocemos.
A día de hoy, los préstamos son productos muy populares que se contratan de forma sencilla y rápida. Ya no nos vamos a encontrar, afortunadamente, con ese interés abusivo de los préstamos en la antigüedad. Conseguir financiación para un proyecto personal, familiar o laboral está al alcance de tu mano gracias a la ingente oferta. ¿Conoces nuestro comparador de préstamos? Te invitamos a que veas la oferta que existe y compruebes lo fácil que es conseguir uno, mucho más fácil que hace 2.000 años.